Leamos esta poesia tan divertida de Francisco Quevedo, dedicada a un hombre de gran nariz.
A UN HOMBRE DE GRAN NARIZ
Érase un hombre a una nariz pegado,
Érase una nariz superlativa,
Érase una alquitara medio viva,
Érase un peje espada mal barbado;
Era un reloj de sol mal encarado.
Érase un elefante boca arriba,
Érase una nariz sayón y escriba,
Un Ovidio Nasón mal narigado.
Érase el espolón de una galera,
Érase una pirámide de Egito,
Los doce tribus de narices era;
Érase un naricísimo infinito,
Frisón archinariz, caratulera,
Sabañón garrafal morado y frito.
¿Os ha gustado? ¿La habéis comprendido? No os olvidéis de dejar una nota si no os ha quedado algo claro o si queréis dar vuestra opinión sobre la poesía.
Espero que hayáis disfrutado con su lectura.
jueves, 7 de enero de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario